EM / Tratamiento

¡Aubagio!

¡Hola a todos de nuevo! Cuánto tiempo. Vuelvo para contaros algo que ya habréis visto por twitter (@neuronasalvaje): me cambio a Aubagio.

tiempo_cambio
Tiempo de cambio

Después de mucho tiempo pensándolo, y con las opciones de cambiar de tratamiento y de no medicarme encima de la mesa, en la última revisión con el neurólogo iba con la idea fija de estar un tiempo sin ningún tratamiento.

Así que me planté en consulta, le conté que no podía más con Tecfidera y le dije: quiero estar un tiempo sin tomar nada, aunque luego vuelva a seguir un tratamiento, que puede ser de nuevo Tecfidera u otra pastilla, pero no pinchazos o cualquier cosa que implique una aguja.
Mi médico me aconsejó encarecidamente (negándonse en rotundo, pero de buena manera) que no estuviera sin ningún tratamiento. Supongo que valorando la RM (aunque llevo sin lesiones nuevas desde hace más de un año), las analíticas y el riesgo a la aparición de un nuevo brote, no es conveniente estar sin tratamiento.
Y ahí estaba yo, con los esquemas un poco (bastante) rotos. ¡Con lo decidida que iba yo!

Hubo un silencio incómodo y después de decirme que no era viable dejar Tecfidera para luego volver a ella porque me iba a sentar igual de mal (cosa ya sabía yo), me dijo: las opciones son o seguir con Tecfidera o cambiar a Aubagio (pastillas) o Copaxone (pinchazos).

Si lo traduzco a mi situación en ese momento fue: tienes dos opciones, o te arrojamos a las llamas del infierno de Tecfidera o te lanzamos a la jaula de los leones con Aubagio o Copaxone.

homer-simpson
¡Pánico!

Decisión: Aubagio

Así que dije: vivo en Murcia, no me apetece pasar más calor. ¡Que vengan los leones!
Y así fue mi decisión de quedarme con Aubagio. Me recordó a la decisión de empezar con Avonex: pillada a bocajarro, rápida y sin pensar.

Pero bueno, ya he decidido dejar Tecfidera después de un año y pico sentándome mal. No quería que se convirtiera en un síndrome de Estocolmo en toda regla (aunque ya lo era un poco).
Hablemos entonces de Aubagio.

Características de Aubagio

Es un tratamiento oral, una pastilla diaria, de 14 mg. Su principio activo es la teriflunomida.

Aunque no se conoce muy bien su mecanismo concreto en la esclerosis múltiple, se sabe que la teriflunomida bloquea una enzima denominada «dihidroorotato deshidrogenasa», necesaria para que se produzca la multiplicación de las células. Esta provoca una disminución del número de linfocitos en el sistema inmunitario. Se cree que con esta reducción en el número de glóbulos blancos, la inflamación es menor y se reducen los síntomas de la EM.

Antes de empezar con Aubagio y durante el tratamiento, se deben vigilar la presión arterial, la enzima alanina-aminotransferasa y realizar un recuento sanguíneo completo incluyendo leucocitos y plaquetas.

Las analíticas sanguíneas en este caso son cada 15 días durante los 6 primeros meses.

Este tratamiento está totalmente contraindicado en el embarazo debido a su potente efecto teratógeno en el feto. Si se estuviera embarazada, se debe realizar un proceso de eliminación acelerada con carbón activado. Es por esto que se deben extremar los métodos anticonceptivos con Aubagio, y no sólo durante la toma de éste, ya que es un fármaco que, por su proceso de reabsorción tiene una eliminación muy lenta: entre 8 meses y 2 años desde la última toma. Por lo tanto, si se planea un embarazo durante o después de haber tomado Aubagio, se debe consultar con el neurólogo para esta limpieza con carbón activado.

Para más información sobre el embarazo y la lactancia (también contraindicada) con Aubagio, os dejo abajo en «fuentes» el prospecto con información importante.

Como síntomas más frecuentes pueden aparecer: diarrea, náuseas, alopecia, cefaleas y aumento de la enzima alanina-aminotransferasa.

Marge calva
¿Alopecia? 🙁 :/

Como véis, es una joyita de tratamiento, ¿a que sí?

Los estudios realizados han demostrado la efectividad clínica de Aubagio, así que no me queda otra que probar qué tal me va, ya que la vuelta a algún tratamiento que requiera una aguja no son viables para mí.

Como con todo, esto es un ensayo-error. Hay que arriesgarse a cambiar y a esperar a ver qué pasa.

El domingo, 13 de noviembre, por la noche, acabo con mi última pastilla de Tecfidera y el lunes 14 tengo cita con el neurólogo para que me de el informe en el que pone oficialmente que mi tratamiento es Aubagio. Iré a la farmacia del hospital y empezaré a tomarla.

A partir de entonces, me esperan 12 analíticas en 6 meses para comprobar que (Dios me oiga), todo está saliendo genial, y rezar porque no se manifiesten muchos efectos secundarios.

Por una parte tengo ganas de empezar, porque he acabado muy quemada con Tecfidera, pero por otra parte, como es normal, el cambio me da miedo.

Pero, como diría Heráclito de Efeso:

«lo único que permanece es el cambio»

Fuentes:

http://www.ema.europa.eu/docs/es_ES/document_library/EPAR_-_Product_Information/human/002514/WC500148682.pdf

Comentarios

Luna
14 de enero de 2019 a las 16:03

Qué tal te va? Me gustaría contactar contigo. Un saludo



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *