Brote / EM

Diagnóstico

Una vez en casa, solo faltaba esperar a mi cita con el médico para Medicina Interna.

El médico que me atendió, muy jóven también, me tranquilizó bastante y lo primero que me preguntó fue si me había puesto la famosa vacuna para prevenir el cáncer de cuello de útero. Le dije que no y su respuesta no fue menos que un: «¡menos mal!». Su reacción me sorprendió bastante, aunque ya había oído malas experiencias con dicha vacuna, creía que eran más un bulo que otra cosa.

Me pidió una analítica completa (pero completa) de sangre. A los días, volví a su consulta y se descartaron otras enfermedades graves, como VIH y otras que ahora no recuerdo (tenían muchas siglas, eran muy largas o las había escrito el médico a mano, y todos conocemos la fama de la letra de un médico, que en este caso no era un excepción).

Por su expresión y rapidez, me di cuenta de que hizo un diagnóstico enseguida, pero no quiso decirme nada hasta no estar seguro. Me derivó entonces internamente a Neurología.

¡Todavía recuerdo el bajón y a la vez los nervios que me dieron al oír la palabra Neurología! ¿!Yo a Neurología!? ¿Tan grave era lo que tenía? No me había preocupado hasta ese momento. Me puse tan nerviosa en ese momento que me quedé clavada en la silla con el cuerpo aplomado, como si me pesara una tonelada.

No recuerdo cuántos días pasaron hasta que volví de nuevo al hospital, esta vez para acudir a la consulta de un neurólogo. Fueron unos días de puro estrés: incertidumbre, médicos, miedo, comienzo en una nueva universidad en el segundo curso y todo lo que ello conlleva.

Conocí a mi neurólogo y me pidió que le explicara todo lo que me había pasado, así que no omití ningún detalle. Después, me di cuenta de que hizo lo mismo que el anterior médico: se reflejaba en su cara que tenía una teoría bastante plausible de lo que me pasaba. Pero tampoco me dijo nada. Me mandó una resonancia magnética para un mes después, cosa que no hizo más que aumentar mi desesperación y mi nerviosismo.

Llevé ese mes lo mejor que pude, sin pensar siquiera en buscar algo por internet o informarme de algún sitio. Quería aislarme. No quería saber nada. Si no sabía nada, no lo tendría, pensé. Si, un pensamiento irracional fruto del momento en el que me encontraba. Un mecanismo de defensa. Sin embargo, este mecanismo de defensa no me duró demasiado.

Me realicé la prueba y los resultados (cómo no) tardaron en llegar.

Unos días antes de volver al neurólogo busqué el síntoma del nistagmo en mi ojo en internet. Uno de los primeros resultados: esclerosis múltiple. Otro bajón. No entendía cómo yo podía tener algo así. Otra vez los pensamientos irracionales: ¿por qué yo? ¿qué he hecho mal? No bebo, no fumo, descanso mucho y demás pensamientos que estaba evitando tener durante todo el tiempo anterior de espera.

Sorprendéntemente (no sé si para bien o para mal) lo acepté: «tengo esclerosis múltiple»

En esta segunda visita al neurólogo, me acompañó mi padre, además de mi madre que es la que siempre viene conmigo. A ella le dije aquella misma mañana lo que el médico me iba a decir, para que no le pillara de sopetón. Con mi padre no suelo hablar de estos temas tan delicados, y en esta situación los nervios estaban demasiado a flor de piel como para soltar una bomba tan grande.

El neurólogo miró la resonancia magnética y después de pensarlo un buen rato, giró la pantalla y me enseñó mi cerebro. Estaba lleno de manchas blancas, de tamaño variable. Después de un rato en silencio me dijo que eran lesiones en la mielina de mi cerebro, provocados por ataques de mi mismo cuerpo. Tenía esclerosis múltiple.

Mi padre necesitó sentarse del bajón que le dio. Fue un momento tenso y difícil.

Yo me dediqué a preguntar que qué tenía que hacer ahora, si ya era oficial y si había tratamiento que evitara un brote como el que me dio en el ojo.

Me tranquilizó, me pidió una punción lumbar para asegurarse de que era esclerosis múltiple, pero las manchas estaban ahí. El diagnóstico era claro.

El resultado de la punción no fue muy esclarecedor. Creo recordar que no salió positivo lo que mi médico buscaba, pero existían indicadores de inflamación que reforzaban el diagnóstico.

Empezamos a hablar entonces de tratamientos.

En el siguiente post hablaré sobre el tratamiento de EM con el que he tenido experiencia: Avonex Interferón beta 1a.

¡Os espero! 🙂

Comentarios



Jose
29 de mayo de 2015 a las 19:31

Hola
leyendo entradas anteriores, me doy cuenta de que nos diagnosticaron en una fecha muy parecida, a mi me diagnosticaron en octubre de 2013, pero creo que el neurólogo se olía la esclerosis desde que tengo 16 años, con 16 años de repente pierdo la visión del ojo izquierdo y me ingresan en el hospital me hacen pruebas y me ponen corticoides, a la semana me recupero y yo tan normal, pero empieza a mandarme resonancias cada 6 meses y hasta que llega octubre de 2013 que confirma que tengo RM



    29 de mayo de 2015 a las 23:13

    La verdad es que hay bastante parecido sí, jajaja. Yo tardé menos tiempo en que me diagnosticaran. Con solo una RM y una punción lumbar ya me confirmaron la enfermedad por el número elevado de lesiones que tenía.
    Bueno, por lo menos no nos hemos tirado demasiado tiempo sin saber qué teníamos. Tuvimos un diagnóstico rápido, dentro de lo que cabe.
    Espero que ahora continúes bien con todo y que te haya dejado muchas secuelas.
    A seguir bien.
    Un abrazo! 🙂



Marca (Cleo)
28 de abril de 2015 a las 22:11

Hola peque,
acabo de conocer tu blog y las 2 entradas que he leído me han gustado 🙂
Yo llevo 4,5 años diagnosticada; empecé con una neuritis óptica y cuando el oftalmólogo no vio nada me mandaron a neuro.
Al principio creyeron que era un ictus, pero la neuroftalmologa de,La Paz me mando hacer una resonancia y la RM también salió con manchitas blancas 🙁
Me dieron Avonex y con ello sigo.
Me engancho a tu blog 🙂
@CleoLagos



    28 de abril de 2015 a las 22:52

    Me alegra mucho que te haya gustado. Mi propósito es que este sea un punto de encuentro entre todos para poder apoyarnos mutuamente y contar nuestras experiencias.
    Se me ha olvidado mencionarlo en la entrada (un fallo grande), mañana editaré la entrada y pondré el diagnóstico del brote.
    En unos días hablaré sobre el tratamiento y cómo me ha sentado. Espero verte más por aqui y leerte de nuevo.
    Un beso y ánimo! 🙂



28 de abril de 2015 a las 10:43

Hola Neurona Sin Mielina. He leído tu blog como te había dicho. Me ha encantado y por supuesto me he sentido identificada, sobre todo con la frase «Si no sabía nada, no lo tendría». Publicaré en mi blog http://www.tengoesclerosismultiple.com cómo fue mi diagnóstico y muchas cosas más. Espero que sigamos en contacto. A mí me diagnosticaron a los 17 años y ya tengo 33, así que he rodado bastante en este camino. También he utilizado Avonex, lo que necesites ya sabes dónde encontrarme.



    28 de abril de 2015 a las 17:26

    Muchas gracias. Me gustaría mucho conocer las experiencias de los demás. Espero que sigamos en contacto. Todo lo que sea compartir experiencias siempre ayuda. Me tendrás por tu blog en cuanto publiques 🙂
    Un beso y ánimo!



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