EM / Psicología

Resiliencia

Hoy voy a explicar en qué consiste la Resiliencia.

Es una habilidad que, personalmente, considero fundamental para la vida en general, pero más fundamental aún cuando se tiene una enfermedad crónica.

Voy a explicar en qué consiste y cómo podemos crearla (si vemos que no tenemos esta habilidad), entrenarla y mejorarla.

¡Adelante!

¿Qué es la resiliencia?

La Real Academia Española define la resiliencia como la «capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos«.

La APA (American Psychological Association o Asociación Americana de Psicología), organización científica y profesional de psicólogos estadounidenses, definen la resiliencia como «el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia o amenaza, o a fuentes de tensión significativas como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras».

resilienciaa

Hay que dejar claro que ser resiliente no significa que no se experimente dolor, sufrimiento o dificultades. Estas emociones están presentes en todos a lo largo de nuestra vida y no podemos evitarlas. Ser resiliente no nos hará invulnerables al dolor o capaces de todo, pero nos hará interpretar la realidad de una manera diferente y nos ayudará a llevar mejor las dificultades de la vida.

Resiliencia proviene de la palabra latina «resilio» que quiere decir rebotar o volver atrás.

En las distintas definiciones se pueden observar palabras clave, como proceso o capacidad, que nos dejan ver que la resiliencia no es un rasgo estático de la personalidad, ni una característica inmodificable en el ser humano, como tampoco es una cuestión de todo o nada: lo tengo o no lo tengo.

La resiliencia es una habilidad que, como cualquier otra, puede ser aprendida y debe ser entrenada. Se basa en tener la flexibilidad necesaria ante situaciones inesperadas para afrontarlas de una manera más adaptativa.

 

¿Qué nos ayuda a tener resiliencia?

Diversos estudios han demostrado que uno de los factores más importantes en la resiliencia es tener relaciones de cariño y apoyo dentro y fuera de la familia; relaciones que nos proporcionen amor y confianza, modelos a seguir y que nos ofrezcan estímulos y seguridad.

Además, otros factores asociados son:

  • La capacidad de hacer planes realistas y de seguir los pasos para cumplirlos.
  • Tener un visión positiva de uno mismo.
  • Tener confianza en nuestras habilidades.
  • Tener destreza en la comunicación y en la solución de problemas.
  • Saber manejar sentimientos e impulsos fuertes.

Todos estos factores, aunque parezcan innatos y que no se pueden aprender, se pueden desarrollar mediante diversas técnicas.

¿Cómo puedo ser resiliente?

Todo cambio de actitudes y conductas es difícil al principio. Salir de nuestra zona de confort nos da miedo y lo primero que pensamos es: yo no puedo hacer esto.

Más difícil es hacer dieta y ejercicio para la operación bikini y la hacemos todos los años. Démonos la oportunidad de fortalecer y tonificar nuestra mente, pieza fundamental en nuestra vida.

Con estos puntos básicos para aumentar nuestra resiliencia, veremos que no es tan difícil como creemos.

1. Relaciónate y ayuda a los demás.

Sí, así de fácil. Acércate a tus familiares, amigos o conocidos y crea un vínculo con ellos. Charla, sal a andar, queda para tomar un café, lo que quieras. Escúchales y sé escuchado.

Si eres una persona de fé, acércate a tu iglesia más cercana, ayuda a los demás, relaciónate con personas con tus mismos intereses.

Si, por el contrario, no eres religioso, es una buena oportunidad para buscar una ONG o una asociación que necesite ayuda para realizar su labor.

De las dos maneras, estarás ayudando enormemente.

Está más que comprobado que la ayuda a los demás nos proporciona beneficio para nuestra salud mental.

2. Evita ver las crisis momentáneas como un obstáculo insuperable.

«Qué mal estoy hoy, todos los días voy a estar mal, esto no va a cambiar nunca». ¡Error!

De todo se puede salir. Es verdad que no podemos evitar situaciones o eventos que nos producen una gran tensión o sentimientos negativos, pero sí podemos cambiar la manera de interpretarlos.

Que un día estés triste, o dos, o tres, o cuatro, no es signo de que vayas a estar triste siempre.

Esto me lleva al siguiente punto:

3. Busca oportunidades para descubrirte a ti mismo.

La tristeza, la pérdida y en general los sentimientos negativos nos desagradan y queremos evitarlos a toda costa, pero de ellos es de los que más se aprende.

Te hacen reflexionar sobre tu vida: ¿estoy haciendo las cosas bien?, ¿me gusta el rumbo que tiene mi vida?, ¿puedo cambiar algo?. Esto hay que aprovecharlo.

No siempre tiene que haber sentimientos negativos de por medio, debemos pararnos y pensar. Podemos darnos cuenta de que nuestro trabajo, círculo de amigos o ese hobby que creíamos que era el definitivo, en realidad no es lo que queríamos.

Muchas veces ponemos el piloto automático en nuestras vidas y sin querer nos dejamos llevar.

Es bueno hacer una pausa de vez en cuando y cuestionarse todo un poco, ¿no crees?

4. Aceptar que el cambio es parte de la vida.

No hay nada más cambiante e impredecible que la vida.

Es bonito y gratificante realizar cambios que nosotros mismos decidimos, que controlamos. Sin embargo, si estos cambios son repentinos, impuestos desde fuera o internos pero impredecibles, como una enfermedad, es diferente.

Nos resistimos a cambiar y preferimos ignorarlo, negarlo o luchar contra ello.

Debemos aceptar que la vida tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. Sin un momento malo, no sabríamos distinguir ni disfrutar del bueno.

«Los caminos difíciles nos conducen a hermosos destinos»

5. Confía en tus capacidades.

Tienes muchas capacidades y habilidades que otras personas no tienen. No hay ninguna persona a la que no se le dé bien hacer algo.

Encuentra cuál es tu habilidad, para qué eres bueno y poténcialo al máximo.

Esto nos ayuda a vernos como las personas valiosas que somos y a que, cuando vengan esas épocas o situaciones malas, seamos más capaces de ver todo de una manera diferente, ya que nuestra autoestima habrá aumentado considerablemente.

6. Cuídate y cultiva una visión positiva sobre ti mismo.

Eres la persona más importante de tu vida y tienes que cuidarte: presta atención a tus necesidades y deseos y haz ejercicio físico.

El ejercicio regular es una fuente potente de hormonas. Según un estudio del Instituto Karolinska, cuando se realiza una actividad física intensa y regular, por lo menos tres veces por semana durante 60 minutos, se liberan endorfinas, hormonas que aumentan el estado de bienestar y disminuyen la sensación de dolor emocional.

Y por último, pero no menos importante:

7. Nunca pierdas la esperanza.

Una visión optimista nos permite tomarnos la vida de una manera más positiva y nos permite disfrutar más de las cosas buenas de la vida.

Un estudio de la Universidad de Jaén pone de manifiesto que el pesimismo disposicional, es decir, la tendencia al negativismo, está relacionado con un peor estado de salud física en comparación con el optimismo disposicional o la tendencia a ser positivo.

«No me veo capaz de sobreponerme a lo negativo»

No te preocupes, puede que no sea una tarea sencilla al principio y por nosotros mismos no seamos capaces de poner en práctica estos pasos.

Es importante buscar ayuda de un profesional cuando sea necesario. En ocasiones, las circunstancias de la vida nos sobrepasan y no sabemos cómo manejarlas. Esto no significa que seamos, por ello, menos inteligentes o débiles, simplemente no tenemos entrenada lo suficiente esta habilidad.

Todos podemos aprender a ser resilientes y nos costará más o menos según las experiencias vividas y cómo hayamos respondido ante ellas.

No te desanimes si te lleva más tiempo del esperado, merece la pena todo el tiempo que inviertas en entrenar esta habilidad tan imprescindible.

resiliencia1

Espero que os haya gustado este post sobre la resiliencia y espero que lo pongáis en práctica lo antes posible. No os arrepentiréis.

¡Hasta pronto!

Fuentes:

http://www.apa.org/centrodeapoyo/index.aspx

http://enforma.salud180.com/nutricion-y-ejercicio/5-hormonas-que-se-activan-cuando-haces-ejercicio

http://www.cell.com/cell/abstract/S0092-8674(14)01049-6

http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=3177

Comentarios

17 de julio de 2016 a las 22:09

Reblogueó esto en EM En Positivoy comentado:
Recomiento este post de «Neurona sin mielina»



16 de julio de 2016 a las 23:48

Un post buenisimo, gracias por la información interesante, enriquecedora y positiva que ofreces.
Un gusto leerte.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *